Localización
El pueblo de Santa María Tonantzintla se encuentra ubicado a
aproximadamente 10 km al suroeste de la Ciudad de Puebla, y a 4 km al
sur del centro de San
Pedro Cholula. Se localiza en la parte poniente del municipio,
al sur y al poniente de San
Rafael Comac, al oriente de San Luis Tehuiloyocan y al norte de San Francisco Acatepec. Santa María
Tonantzintla constituye una junta auxiliar de San Andrés Cholula.
Iglesia de la Inmaculada Concepción de
la Virgen María
Fue fundada por los franciscanos en
1653, no existen antecedentes sobre la fecha en que se principio su construcción
fue posible con la aportación y en terrenos propiedad de Antonio Bernabé
Tecuoá y su esposa Martha María vecinos del lugar, el santuario debió
construirse durante el siglo XVII casi seguramente como una pequeña nave sin
crucero, dotada de cúpula y acompañada de campanario.
En este singular templo, construido a
finales del siglo XVIII, está uno de los más bellos ejemplos del estilo barroco
popular mexicano, llevado a su máxima expresión.
Su fachada es de gran ingenuidad, pues
presenta diminutas esculturas que parecen no caber en sus nichos. En el
interior, sorprende la mágica profusión de yeserías policromadas en donde el
artífice indígena le dio rienda suelta a su imaginación. Por los muros, bóvedas
y cúpula, los querubines, niños con penachos de plumas y ángeles de claras
facciones indígenas parecen derramarse entre una verdadera selva de frutas
tropicales, coco, chile, mango, plátano, mazorcas de maíz y follaje de gran
colorido.
De aspecto sencillo y totalmente revestida
con pequeños azulejos (en colores primarios) ofrece la sensación de estar
asistiendo a un lugar sencillo pero que no por eso deba ser considerado menos
importante.
La construcción de la capilla fue
hecha por etapas:
La primera etapa se inicio a mediados del
siglo XVI, con un pequeño santuario cuyos vestigios se localizan hacia el norte
de la iglesia. Esta etapa llegaría hasta mediados del siglo XVI, cuando se
edificó la estructura
arquitectónica que sería la base del templo actual que constaba de una nave sin
crucero y una fachada muy sencilla, hoy destruida.
En la segunda etapa de construcción, a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII , fueron construidas la torre, la cúpula, el crucero y una pequeña sacristía. También se realizaron labores de estuco del ábside del crucero del retablo principal.
En la segunda etapa de construcción, a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII , fueron construidas la torre, la cúpula, el crucero y una pequeña sacristía. También se realizaron labores de estuco del ábside del crucero del retablo principal.
La tercera etapa y la más importante comprende la mayor parte del siglo XVIII. Se completa el edificio tal y como lo conocemos en la actualidad; además se amplía la nave, ocasionando que la torre quedara dentro de ella. Esto trajo como consecuencia la construcción de una nueva fachada.
En la cuarta y última etapa, que comprende los siglos XIX y XX, se realizaron los detalles finales que relatan los episodios de la Anunciación, la Concepción, la Asunción y la Coronación de la Virgen.
Al hacer la ampliación de la parte
delantera del templo se construyeron dos capillas formadas por simples crujías
rectangulares que se comunican con la nave del templo por huecos que se abren
en la zona del sotocoro. Una esta actualmente destinada al bausterio y la del
lado norte está dividida en dos partes: la baja sirve de capilla y la alta es
simple comunicación de la torre al coro, terminándose las obras del coro en el
año de 1897.
El retablo principal de columnas
salomónicas y los dos laterales de pilastras estípites, datan posiblemente de
la misma época. Por otra parte, el resto de la ornamentación no corresponde a
la época de los retablos.
La más antigua y al mismo tiempo la mejor
concebida y realizada es la que ocupa la bóveda del ábside, todo el crucero,
los arcos y pilastras que separan el crucero del resto de la bóveda principal
lo más es el ciborio de la virgen se trata de la
construcción coronado. Por un chapitel que remata con la figurita, espada en
mano, de San Miguel declarado monumento histórico el 11 de noviembre de 1933.
El gran valor de esta iglesia es que es el
único templo donde los franciscanos, que evangelizaron el antiguo México, permitieron
que los indígenas plasmaran sus inquietudes artísticas y religiosas. Los
indígenas de Tonantzintla quisieron representar en la cúpula de la capilla el
cielo de Tláloc, el dios de la lluvia. Y cada carita que se ve, no es un ángel,
sino un indígena que murió por un rayo o ahogado y reencarnó en este cielo.
Si se observa como un cielo cristiano, la
cúpula es un cielo dedicado a la Virgen María. Si se mira como un cielo
indígena, es un cielo dedicado a Tonantzin.
Una de las tradiciones del pueblo es que
las muchachas cuyos pedidos a los santos han sido concedidos, se cortan el
cabello y lo llevan como ofrenda en señal de agradecimiento. En el atrio se
pueden ver las imágenes de los santos con pelucas de cabello natural.
Debajo de la recargada cúpula que custodia
el altar mayor, los indígenas quisieron esconder allí, uno de los secretos
mejor guardados y que aún hoy, pocos han descubierto. Quien se pare debajo de
ella (de espaldas al altar, de frente a la entrada) y levante la vista
intentando hacer foco justo en el centro, verá que entre los pequeños
querubines y angelitos de barro, emerge regordeta la cara del niño Jesús. Si
sobre el mismo eje de los pies (y sin levantar la vista) gira en 180 grados, se
verá que además de la cara, en pocos minutos aparecen los brazos y los glúteos
del niño, dando la sensación de que se acomoda en el aire para ser recibido por
quien lo está observando.
En esta foto se
puede apreciar a un indigena, lo que lo delata es la posición de sus manos, ya
que haci eran representados los indigenas .
Una vez dentro,
la primera imagen que sobreviene a la vista del espectador, es la de una horda
de ángeles semidesnudos (con
grandes ojos, cabellos rubios y ensortijados) que ocupan cada uno de los
rincones – incluso hasta aquellos imperceptibles a simple vista – y penden en actitud
descendiente como si estuvieran bajando de las alturas para compartir con los
mortales el espacio terrenal.
Dios Tláloc